El Gobierno se olvida del campo español

La crisis en la que el coronavirus ha sumido al país ha eclipsado las movilizaciones que, desde principios de este año 2020, se habían producido en el campo español.

Dentro de dos semanas comienza la campaña de verano de recogida de frutas y hortalizas y, profesionales del sector, ya están denunciando que con la escasez de mano de obra que hay en el mercado, va a resultar imposible recoger todas las cosechas. Además, todo apunta a que este 2020 ha sido bueno en lo que a la producción se refiere, con lo que los agricultores españoles se llevarían otro severo mazazo (el primero se está ultimando tras la salida del Reino Unido de la Unión Europea en forma de recorte de las subvenciones de la PAC).

El coronavirus y el decreto del Estado de Alarma pueden haber cambiado las prioridades de la esfera mediática española, están (con seguridad) alterando la vida de millones de nuestros compatriotas y, sin embargo, no han modificado en lo más mínimo la situación en el mundo rural. Considerado como sector esencial (para lo malo siempre, pero cuando ha tocado proteger a nuestros agricultores y ganaderos el Gobierno o bien ha hecho oídos sordos o bien ha estado ausente), el mundo agrario se está volcando para proveer de alimento a todos aquellos españoles que, a pesar de estar confinados en el interior de sus viviendas en las ciudades, lo necesiten.

Parece ya muy lejano el tiempo en que los agricultores convocaban marchas multitudinarias a las que asistían diputados como Víctor Sánchez del Real (Don Benito), Manuel Mariscal o Ricardo Chamorro (Castilla La-Mancha) o Santiago Abascal, Reyes Romero y Rocío Monasterio (Madrid) y en las que pedían una remuneración digna para su trabajo.

Hace unos días, en el pleno del Congreso, el diputado de la formación Ángel López Maraver repasó algunas de las soluciones que, el actual gobierno, ha tratado de implementar para satisfacer a nuestro mundo rural. Según el diputado, PSOE y Podemos parecen compartir la creencia de que, mediante el BOE y a través de la firma de un papel donde el agricultor «reconocería» estar vendiendo por encima del precio de producción, el problema de la supervivencia del mundo rural estará zanjado.

Maraver criticó su miopía al obviar el peso que tiene el mercado en la fijación de los precios y criticó el Real Decreto-ley elaborado por el gobierno ya que, a su juicio, su impacto y el beneficio que de él saquen agricultores y ganaderos será nulo.

VOX ha destacado siempre por la sinceridad y la firmeza con la que ha defendido no sólo el campo español y su producción sino también el mundo rural en su conjunto (su idiosincrasia y su forma de vivir, la caza, etc). Santiago Abascal ha repetido en numerosas ocasiones que la defensa de nuestros agricultores y ganaderos, de aquello que producen y de su manera de producirlo (frente a países que se benefician de los tratados comerciales impuestos por los oligarcas de Bruselas que, además, no hacen sino privilegiar estándares de producción de una exigencia y calidad notablemente inferior a los que exigen a los españoles) es una de las prioridades del partido.

Por ello cuando las dificultades han llegado a nuestro país, han sido los agricultores (además de sanitarios, policías, cajeras, reponedores, repartidores y otras profesiones) los que han acudido al rescate de nuestra nación y de nuestros compatriotas. Por eso, cuando todo este mal trago pase, desde VOX se continuará peleando para que este colectivo (héroes de lo cotidiano) reciba el reconocimiento y la gratificación que se merece, porque ellos han simbolizado lo que tanto Abascal como Buxadé han repetido en varias ocasiones: España debe protegerse pero no puede detenerse.