La nefasta gestión de la crisis económica del Gobierno y el coronavirus arrasan con el sector olivarero

La crisis en la que el coronavirus ha sumido al país ha eclipsado las movilizaciones que, desde principios de este año 2020, se habían producido en el campo español.

Parece ya muy lejano el tiempo en que los agricultores convocaban marchas multitudinarias a las que asistían diputados como Víctor Sánchez del Real (Don Benito), Manuel Mariscal o Ricardo Chamorro (Castilla La-Mancha) o Santiago Abascal, Reyes Romero y Rocío Monasterio (Madrid) y en las que pedían una remuneración digna para su trabajo.

Uno de los «subsectores» que más activamente había participado en dichas movilizaciones fue el de los olivareros. Con la llegada del coronavirus se ha producido el cierre de lo que en el ámbito especializado se conoce como canal «HORECA» (hotel-restaurante-cafetería). Con su cierre, asociaciones como la Federación Española del Vino o Cerveceros de España han cifrado las pérdidas en más de un 67% y su descenso en la producción rondaría el 80%. De hecho, ambas, en diferentes reuniones mantenidas con el ministro de Agricultura, Luís Planas, le han expresado su profunda preocupación y le han presentado borradores con propuestas para aliviar las medidas de cierre del sector y, especialmente, de cara a afrontar la campaña turística de verano.

En el caso de los olivareros, éstos han seguido nutriendo a las grandes superficies comerciales de la producción que les han demandado. Sin embargo, ellos también han experimentado el impacto negativo de observar cómo los hoteles, restaurantes y cafeterías hayan permanecido cerrados. Si a ello unimos que aquello que reivindicaban en dichas manifestaciones era la percepción de un precio justo regulado por ley y la imposibilidad de vender a pérdidas comprenderemos el porqué de los problemas que sigue denunciando el sector.

Por el contrario, a pesar de las buenas intenciones, el ministro Luís Planas está demostrando, hasta este momento, ser incapaz de afrontar con la determinación y la valentía que merecen, la resolución de estos problemas. La drástica reducción de la mano de obra, unida a un desplome del consumo (vinculado, fundamentalmente, al “cerrojazo a la hostelería”) y la saturación de la capacidad de almacenamiento de los productores van a provocar unas pérdidas que, en el peor de los casos, pueden prolongarse hasta bien entrado el año próximo.

A lo largo de estos meses de cuarentena y, a pesar de las restricciones que la presidenta Batet ha establecido en la actividad parlamentaria, diputados como Ricardo Chamorro, Manuel Mariscal o Ángel López Maraver han demostrado que VOX llegó al Congreso con la firme voluntad de ejercer una defensa de nuestro mundo rural y del sector agroalimentario.

Por todo ello VOX continuará trabajando y presentando iniciativas como proposiciones no de ley (PNL), enmiendas y preguntas escritas y seguirá aportando, con ánimo constructivo, proyectos en la comisión de Agricultura delante de un ministro que, como es el caso de Luís Planas, parece dispuesto a escuchar y a llegar a acuerdos con los diferentes partidos de la oposición.