El pasado diciembre, el vicepresidente primero de Acción Política y eurodiputado de VOX, Jorge Buxadé, se dirigió a la Comisión Europea preguntando por la “pésima eficacia” de las políticas del Gobierno contra el desempleo, exigiendo explicaciones sobre el destino de los “cuantiosos fondos europeos” malgastados, vista la “constatada ineptitud” del Gobierno y del Ministerio dirigido por la comunista Yolanda Díaz.
En su respuesta, Nicolas Schmit, Comisario europeo de Empleo y Derechos Sociales, si bien evita concretar medidas de supervisión sobre el Gobierno socialista español y el infructífero uso que este hace de los programas y fondos europeos, sí reconoce la grave situación y el elevado desempleo en España, que el comisario en su escrito incluso cifra en el 15,6%. Si atendemos al desempleo juvenil, España “lidera” la terrible clasificación mundial, teniendo a alrededor del 30% de sus jóvenes menores de 25 sin poder trabajar.
Este elevadísimo dato de paro -estructural y persistente- contrasta con otros países europeos, especialmente aquellos gobernados por los socios de VOX en Europa, del Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos, República Checa y Polonia, que lideran el ranking europeo de empleo con un dato de paro de solo un 2,4% y un 3%, respectivamente. Les sigue muy de cerca la Hungría del también conservador Viktor Orbán, con un 3,7% de desempleo.
Por todo ello, el Portavoz de VOX en el Parlamento Europeo, Jorge Buxadé, insatisfecho con la evasiva respuesta de la Comisión, ha replicado preguntando de nuevo por la financiación, ejecución e impacto de esas “acciones” específicas que dicen estar desarrollando sin aparentes resultados. Preocupados por el uso que el gobierno del socialista Sánchez y la comunista Díaz pueda hacer de dichos fondos y programas sociales europeos, VOX solicita a la Comisión Europea que establezca mecanismos de evaluación y que aborde con urgencia la “dramática situación de desempleo”, que arrastra a millones de familias españolas a la precariedad y la miseria, mientras el Gobierno utiliza los fondos para pagar favores políticos y regar redes de clientelismo.