Consumo de insectos | VOX defiende la dieta mediterránea frente a las imposiciones ideológicas de la Agenda 2030

Registra una proposición no de ley en la que detalla los riesgos derivados del consumo de insectos y propone seguir el camino de Italia con un etiquetado especial de productos que contengan insectos para evitar la confusión de los consumidores.

En Madrid, a 17 de mayo de 2023–

El Grupo Parlamentario VOX ha registrado una proposición de ley en relación con la seguridad alimentaria y el consumo de insectos para su discusión en la Comisión de Sanidad y Consumo.

En esta iniciativa, el partido de Santiago Abascal denuncia las imposiciones ideológicas impuestas por la Agenda 2030 y el Foro de Davos que afectan ahora también a la dieta de los ciudadanos españoles. De hecho, en The Great Reset, libro en el que se basa el fundamento ideológico de todas las propuestas globalistas, se puede leer cómo se criminaliza a la ganadería y la agricultura, tradiciones humanas que permitieron el avance y progreso de la especie.

Así, mientras se señalan estas formas de vida, se invita a la sociedad a consumir insectos. Un alimento consumido en Asia que queda fuera de la cultura occidental. Es gracias a la presión de diversos lobbies que la Unión Europea ya permite la comercialización para el consumo humano de cuatro tipos de insectos: gusano de la harina, langosta migratoria, grillo doméstico y larvas de escarabajo.

El GP VOX afirma en su iniciativa que en España ya existen empresas que comercializan de manera online estos productos. Además, señala, “están proliferando las granjas de insectos que utilizan larvas como base de fabricación de las harinas necesarias para alimentar a pollos, cerdos y conejos”. Por ello, los riesgos derivados del consumo de insectos son ya una realidad en España y resulta necesario proteger la salud de los españoles.

Pese a la desinformación por parte de las administraciones, lo cierto es que existen riesgos asociados al consumo de insectos. Así se detalla en el Informe del Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición. En el informe se puede leer: “Los insectos son portadores de una microbiota muy diversa. Algunos de estos microorganismos son patógenos y pueden causar enfermedades de transmisión alimentaria”.

En este sentido, el GP VOX describe cuatro riesgos sanitarios derivados del consumo de insectos:

  1. Sustancias antinutritivas y tóxicas: Se trata de sustancias que impiden o dificultan la absorción de nutrientes. Es el caso de la quitina, material principal del que están formado el exoesqueleto de los artrópodos.
  2. Microorganismos patógenos (bacterias): Los insectos pueden ser reservorios de bacterias patógenas en especialmente si no han sido procesados o son producidos en condiciones irregulares.
  3. Parásitos: Los insectos pueden contener vectores de parásitos además de ser hospedadores intermedios de estos cuyo hospedador definitivo puede llegar a ser el ser humano.
  4. Contaminantes químicos: Es el caso de un brote que afectó en 2007 a niños y mujeres embarazadas por consumir chapulines (saltamontes) en California ya que contenían metales pesados.
  5. Alergias y reacciones alérgicas cruzadas: Se desconoce la dimensión del peligro asociado al consumo de insectos en relación con las alergias. De hecho, muchos artrópodos contienen sustancias, como la tropomiosina, que inducen a reacciones alérgicas en individuos susceptibles.

En la PNL presentada, el GP VOX defiende “la protección de los alimentos típicos nacionales”. Por ello, la iniciativa propone seguir el ejemplo de Italia que, con su nueva iniciativa, “exige que los alimentos que contengan insectos se etiqueten con letras grandes y se muestren en estantes separados del resto de los alimentos”.

Por todo ello se insta al Gobierno a:

1.- Impulsar las medidas necesarias para un correcto etiquetado que proteja a los consumidores frente al consumo no deseado de insectos. Dicho etiquetado contendrá una identificación clara sobre aquellos alimentos que contengan insectos, el origen del producto y los riesgos asociados a su consumo, ubicándolos de manera separada y diferenciada en las superficies comerciales.

2.- Promover y defender la dieta mediterránea como elemento fundamental de la cultura gastronómica española basada en productos de producción nacional siendo esta clave en la protección del modelo de producción español.

3.- Realizar y promover estudios médico-científicos más profundos que permitan una valoración cuantitativa del riesgo para la salud del consumo de nuevos alimentos y que sirvan de aval para la actualización de  Guías de Buenas Prácticas de Higiene de los alimentos haciendo hincapié en la necesidad de que se apliquen de manera correcta por las empresas alimentarias, así como la obligatoriedad de implantar sistemas de autocontrol basados en los principios del Análisis de Peligros y Puntos de Control Crítico.