La portavoz de VOX en el Congreso, Pepa Millán, ha calificado al ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, de ser el «ministro de injusticia porque están desmantelando el Estado de Derecho, el ministro de las vicepresidencias porque quien preside en la práctica en España es Puigdemont y el ministro de las relaciones con Otegui porque hoy toman las decisiones en España los que ayer llevaban las capuchas». Millán ha preguntado al ministro en la sesión de control acerca de qué opinión le merece «que sus socios señalen con nombre y apellidos a los jueces desde la tribuna del Congreso».
En primer lugar, Millán ha recordado que el Gobierno ha redactado «una ley de amnistía a la medida de un prófugo» que posteriormente la presentaron «con todo un embalaje de propaganda, y aún así fue rechazada por los criminales que saben que pueden hacer lo que quieran con ustedes». A continuación, Millán ha añadido: «La honra la perdieron hace mucho tiempo pero los barcos también. Y como ustedes necesitaban sus votos nos han hecho creer que la destrucción del Estado de Derecho traería de vuelta la concordia a España. Nada más lejos de la realidad. La concordia no son ni siquiera capaces de traerla a la sede del PSOE, donde se echan a temblar cada vez que Puigdemont mueve un dedo desde Bélgica porque saben que Sánchez va a pasar por el aro una y otra vez».
La portavoz de VOX también ha acusado al ministro Bolaños de valerse «de la confianza de millones de españoles para institucionalizar estos ataques por medio de una ley de amnistía que en la práctica es el mayor insulto posible anulando a los jueces, terminando con la separación de poderes y con todo un sistema legal que han puesto de rodillas frente a los mismos que llevan años por destruirlo».
De este modo, Millán ha explicado que España ha llegado a esta situación debido a que el Gobierno «ha politizado la justicia, además de pactar con los separatistas», además ha recordado que esta politización ha sido posible «con la ayuda de otras formaciones políticas». Así, ha concluido que la justicia «la llevan politizando tantos años que se creen con el derecho a controlar las opiniones y las actuaciones de los jueces. Y por eso toleran sus insultos, porque no les bailan el agua».