Blanco: “Asturias tiene mucho futuro, pero el futuro no contará con Asturias si escuchamos a quienes nos piden que nos rindamos, a los gobernantes de la nada”

“La legislatura de Barbón es una obra teatral con un guion en blanco, con un presidente más preocupado por la escena y los titulares que por el guion que necesita Asturias”

El portavoz y diputado de VOX en la Junta General, Ignacio Blanco, ha asistido esta tarde al Pleno institucional del Día de Asturias que se celebra en la Junta General del Principado de Asturias.

Intervención completa de Ignacio Blanco:

Hoy comenzamos el último periodo de sesiones para cerrar esta legislatura. Alguno la dio ya por amortizada cuando acusó a la oposición de hacer una campaña que sólo él había emprendido. Realmente toda la legislatura ha sido una gran excusa, una campaña para ocultar la nada.

Hoy empezamos con los últimos. Hoy será el último pleno institucional del día de Asturias. La próxima semana será el último pleno de orientación política y, en poco tiempo, muchos de los que están aquí no serán ya diputados, incluso el Sr. Barbón podría no ser presidente.

Tras la caída del telón veraniego, un verano de barullos políticos, conspiraciones e inseguridades, arrancamos el último acto de esta obra teatral llamada XI legislatura.

Una obra teatral con un guion en blanco, en la que no ha desmerecido su actor principal, Adrián Barbón, más preocupado por la escena y los titulares, que por el guion que necesita Asturias para ofrecer lo mejor de sí misma.

Todos somos conscientes de que en estos más de tres años de legislatura no se han sentado las bases del cambio que necesita Asturias y en los pocos meses que aún le restan anticipo que será más importante para muchos mantener los sillones que construir un mejor futuro para los asturianos.

Cuatro años de excusas y justificaciones que dejarán a Asturias peor de lo que estaba. Una política de conformismo, de miedo al cambio e incluso de fomentar el miedo. Una política que busca complacer oídos y a minorías privilegiadas. Que premia a quienes más gritan y no a quienes más se esfuerzan. Más generoso con quien suspende, que con quien estudia, con quien no trabaja, que con quien madruga y se lo curra.

Aproximadamente 300 años llevaban los godos en la península en paz, tras imponerse a suevos, vándalos y alanos. Pero ese pueblo guerrero y esforzado fue perdiendo sus valores.

Sucedió lo que en sociología se denomina como ‘la relajación de las costumbres’, cuando una cultura se vuelve menos estricta en la moral y costumbres que le fueron valiosas para alcanzar sus mayores logros como el esfuerzo, la honradez o la lealtad a los suyos. Sinceramente hoy creo que esto está pasando en Asturias, en España y en Europa.

Esa quiebra de valores, los enfrentamientos con los suyos, el sectarismo, que también sufrimos en VOX en este parlamento a manos de la izquierda más rancia, abrieron en aquel momento las puertas de la invasión musulmana de la península.

La conquista musulmana no pudo evitar, sin embargo, que surgiesen diferentes núcleos de resistencia, que posibilitarían la Reconquista. Núcleos que mantuvieron sus principios, sobre todo el esfuerzo y la lealtad a los suyos. La idea de que nada es gratis, que todo requiere de esfuerzo, y que por los suyos, en aquel momento, hasta la vida era poco precio. Qué distinto a lo que tenemos a día de hoy.

Y así es como hace 1.300 años en Covadonga una parte de esa sociedad, la que se mantuvo firme a sus costumbres, se organizó y reaccionó, pudo dar la batalla, porque cuando todo parece estar perdido siempre hay personas que hacen lo correcto, que dan un paso al frente sin pensar en su beneficio ni en oscuros intereses, convencidos de que los valores de su civilización, de su sociedad, merecen ser defendidas.

Hoy lamentablemente nuestros gobernantes, al menos en su mayoría, no son como aquellos asturianos. Nadie se imaginaría a Adrián Barbón sustituyendo a Don Pelayo. De haber sido así, España formaría parte probablemente del mundo musulmán, y hoy no tendríamos un presidente autonómico, sino un califa. Aquél Pelayo arriesgó su vida por los suyos y hoy el actual ‘presidente a la fuga’, huye de los ganaderos en Cangas de Onís o en Oviedo, de los trabajadores de Alcoa en Avilés, o que no se atreve a controlar la población de lobo en Asturias.

Aquella batalla de Covadonga hace 1.300 años dio paso a la Reconquista, para finalmente tomar Granada en 1492.

Quiero trasladar mi sorpresa e incluso vergüenza como asturiano por la falta de orgullo que parece tiene el Gobierno de Asturias respecto a nuestra historia, pues es incompresible, si no es por un gobierno que se avergüenza de la historia de Asturias, que el hecho más importante de la historia de España y de la Hispanidad, el XIII Centenario de aquella batalla, haya pasado prácticamente desapercibida.

Aquella batalla, aquel Pelayo, que no Adrián, fue el origen de la Hispanidad. Hoy más de 400 millones de personas comparten el español como lengua porque aquellos asturianos que creían en el esfuerzo y en la lealtad a los suyos dieron la batalla. No fue una Reconquista de España, fue de la Hispanidad en su totalidad.

Nuestra sociedad está en una encrucijada. La relajación de las costumbres parece haberse impuesto, impulsada por unos gobernantes que priman la imposición de la llingua a la educación especial, que exacerban una guerra civil de hace 90 años al tiempo que ocultan los crímenes de ETA, que satisface más a los asesinos que a las víctimas, que enfrenta a mujeres y hombres, gobernantes que regalan salarios, billetes de tren o entradas de cine, que indultan a los suyos, políticos con sueldo asegurado que sueñan con futuros verdes que ocasionan presentes de ruina o alientan la inmigración ilegal que aumenta la criminalidad.

Hoy el canto de sirena que nos lleva a la muerte como sociedad habla de rendición, de la agenda 2030, la de ‘no tendréis nada y seréis felices’, hoy esas sirenas te cantan ‘quédate en casa sin trabajar, no te esfuerces, nosotros te mantendremos’, pero todos sabemos que eso nos lleva a desaparecer como sociedad.

Cuenta la leyenda sobre la batalla de Covadonga que, acompañando a los moros del gobernador Munuza, venía el Obispo visigodo Oppas y que le dijo a Pelayo que se rindiera, que nada podía hacer frente a aquella fuerza, lo mismo que nos dicen hoy los gobernantes de la nada: ríndete y serás feliz. Pelayo no se rindió y finalmente venció.

Hoy recordamos que, al igual que Pelayo hace 1.300 años, no estamos condenados a desaparecer, no nos rendiremos, que nuestra agenda no es la 2030, que tenemos nuestra propia agenda que piensa en los nuestros, la agenda España. Que solo recuperando los valores que nos hicieron grandes una vez a todos los españoles podremos volver a serlo, no escuchando los consejos de los traidores obispos Oppas, que hoy pretenden nuestra rendición ante su falso mundo sin esfuerzo, sin energía, sin propiedad, sin nada y con restricciones de todo tipo. Son los mismos que pretendieron que Pelayo se rindiera.

Son estas políticas de la rendición y la indolencia las que nos ponen en riesgo como sociedad. Rearmémonos moralmente como sociedad recuperando las mejores prácticas (esfuerzo, mérito, respeto, lealtad, bondad…).

Asturias tiene mucho futuro, pero el futuro no contará con Asturias si escuchamos a quienes nos piden que nos rindamos.

Feliz Día de Asturias. Muchas gracias.