El jefe de la delegación de VOX en el Europarlamento, Jorge Buxadé, ha enviado una pregunta con solicitud de respuesta escrita a la Comisión Europea en la que denuncia la creciente censura ideológica que están llevando a cabo los gigantes tecnológicos de Silicon Valley.
Tras recordar varios episodios de censura por parte de redes sociales como Twitter y Facebook, incluido el cierre temporal de la cuenta oficial de VOX por sus opiniones políticas, Buxadé ha preguntado a la Comisión “qué va a hacer para que un reducido grupo de empresas tecnológicas con sede en EEUU deje de interferir e intentar moldear el debate público dentro de la Unión Europea”.
Los escándalos de censura de multinacionales extranjeras como Facebook y Twitter, que controlan casi la totalidad de las ideas y contenidos que se intercambian en las redes sociales que usan los europeos, no han hecho más que recrudecerse en los últimos años. Ayer mismo, ambas empresas bloquearon la difusión de una exclusiva del New York Post sobre la corrupción del candidato demócrata a la presidencia de EEUU, Joe Biden.
Las grandes tecnológicas de EEUU concentran cada vez más poder sobre la información que se intercambia en Internet –el 54% de los europeos entre 16 y 74 usaron estas redes sociales el año pasado, según Eurostat–, lo que añade al problema de la censura un problema de prácticas monopolísticas. Por ello, Buxadé ha preguntado a la Comisión qué medidas va a adoptar para que compañías privadas extranjeras dejen de controlar las comunicaciones públicas y privadas de millones de ciudadanos de la UE.
No son los únicos casos. Multitud de políticos, periodistas y activistas –generalmente conservadores– están siendo amordazados en internet por el simple hecho de opinar o compartir información que estas compañías consideran políticamente incorrecta. Donald Trump o el Gobierno de Viktor Orbán en Hungría son sólo algunos ejemplos. En este sentido, Buxadé ha preguntado también a la Comisión “qué va a hacer contra la censura ideológica a gobiernos europeos elegidos democráticamente y fuerzas políticas democráticas por parte de multinacionales privadas”.