Jose Manuel Marín - Senador por Murcia

«¿Cómo serán las futuras generaciones?», artículo de opinión de José Manuel Marín

El pasado 29 de marzo, el Consejo de Ministros aprobó el Real Decreto que establece las enseñanzas mínimas de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO).

Veamos algunos datos:
• Durante los últimos 18 años, España no aparece entre los 25 países con mejores resultados en lectura, matemáticas y ciencia, tal y como indican los informes Pisa.
• Así mismo, el último informe de Eurostat indica que España es el segundo país con mayor abandono escolar de la UE y supera en un 60% el objetivo fijado para 2020.

Desde 1990 España tiene un modelo de educación socialista y con los datos anteriores ya vemos los resultados. Este modelo no tiene como principal objetivo fomentar el pleno desarrollo de las facultades y talentos de los alumnos, y por consiguiente facilitar el as-censo social, ni elevar el nivel cultural de la sociedad. Para este Gobierno, el mérito y el esfuerzo son antivalores educativos.

No se entiende la desaparición de los hechos históricos y la renuncia al estudio cronológico de la Historia. Hasta el Consejo Escolar del Estado, ha advertido de que la asignatura es tan genérica que será difícil cumplir la Ley para garantizar la validez de los títulos, y además, no se podrá dar una formación común de Historia en toda España. Tendremos 17 historias de España.

Por otro lado, la Filosofía es un área de estudio relacionada con el conocimiento, el pensamiento, la lógica y la razón, busca responder preguntas fundamentales sobre la vida y la existencia, y analiza cuestiones relacionadas con la ética y la verdad, que es precisa-mente lo que este Gobierno quiere destruir, “La Verdad”. La comunidad educativa clama en contra de esta supresión, porque apunta a un deterioro en la capacidad de pensamiento crítico de los estudiantes.

En la educación reside el futuro éxito de las próximas generaciones, y es precisamente eso lo que este Gobierno quiere impedir con la Ley Celaá y su desarrollo posterior. Este Gobierno pretende unas futuras generaciones sin principios, sin valores, sin espíritu de sacrificio, sin esfuerzo, sin aspiraciones, sin prosperidad y sin desarrollo, sin capacidad crítica. Sumisas, acríticas, dóciles, manipulables. Así serán las nuevas generaciones además de incultas.

El objetivo final es destruir la educación como formación integral de la persona.
Como dijo John Ruskin, “la meta final de la verdadera educación es no solo hacer que la gente haga lo que es correcto, sino que disfrute haciéndolo; no solo formar personas trabajadoras, sino personas que amen el trabajo; no solo individuos con conocimientos, sino con amor al conocimiento”.

En definitiva, raíces para crecer, alas para volar.