«Durante demasiados años hemos pagado las fantasías de los separatistas. Sus intenciones se han hecho pasar por fomento de la cultura, actividades populares, cursos y seminarios, y demás subterfugios.
No, a partir de ahora el separatismo va a tener un coste, sí, pero propongo que sea para sus bolsillos. Que se paguen la fiesta ellos y ya veremos cuánto les dura.
Aprovecho para recordar a aquellos que han hecho de la lengua una herramienta de discriminación y adoctrinamiento que su imperio de paga, subvención y enchufe toca a su fin. Y no sólo en el ámbito de la Educación. Los ciudadanos podrán dirigirse en cualquiera de las dos lenguas oficiales a la Administración pública. La Administración estará al servicio del ciudadano y no al revés como ha venido ocurriendo hasta ahora. No dejaremos de contar con los mejores profesionales en los servicios públicos por el requisito del catalán. Y esto, frente a los agoreros, no es un retroceso, en absoluto: es un avance en las libertades.
Por mucho tiempo han querido hacernos creer que la imposición era libertad, y no, no lo es. Sra. Prohens, aquí también nos tiene a su lado para revertir más pronto que tarde esta injusticia».