Una bajada radical de impuestos permitiría sentar las bases para garantizar que las familias puedan ahorrar algo ante la actual crisis, y, por otra parte, reducir los costes que asumen las empresas para mejorar su competitividad frente a competidores internacionales o para contratar a trabajadores con salarios dignos.
Necesitamos que el Gobierno deje de poner el pie en el cuello a los que generan empleo, crecimiento económico y riqueza. Hay que aplicar una política tributaria que no sea el actual infierno fiscal que sufren los ciudadanos.
Eliminar el actual abuso fiscal no debe suponer una merma en los servicios públicos, en sanidad, en educación, en seguridad, en las prestaciones públicas que mantienen el bienestar de los ciudadanos. ¿Cómo se consigue? Eliminando el gasto político ineficiente. Suprimiendo todos los entes públicos, agencias, observatorios e institutos redundantes que duplican las funciones del estado, de los consejos insulares y de los ayuntamientos, o que no suponen ningún beneficio para la mayoría de los ciudadanos. Tal como solicitamos desde VOX.
En eso somos radicales: en bajar impuestos, y reducir el gasto político.
