«No duden ustedes de que cumpliremos nuestro compromiso con los votantes que apoyaron dicha derogación -La Ley de Memoria Democrática- en las urnas. Es la democracia». Con esas palabras, el senador de VOX por Extremadura, Ángel Pelayo, defendía la postura de VOX de derogar una ley cuyo objetivo es «mantener vivas las heridas abiertas hace más de 85 años, olvidando, injusta y deliberadamente, a las víctimas inocentes del terrorismo en nuestra democracia actual, cuyos victimarios son hoy objeto de homenajes participados por dirigentes de partidos socios del Gobierno».
El senador de VOX ha acusado al Grupo Socialista de de «tener en mente todo un cambio de régimen» que se aplicaría sobre «la propia sociedad». Y, precisamente, las leyes de Memoria Histórica y de Memoria Democrática «son instrumentos absolutamente totalitarios que pretenden destruir la neutralidad de los poderes públicos para convertir la ideología de los partidos de izquierda y separatistas en política de Estado».
En definitiva, con estas normas, el Grupo Socialista, y sus socios, pretenden « imponer su visión sobre los conflictos civiles» en «versión oficial en el sistema educativo; en las leyes; en los medios de comunicación; y en el espacio público». «Una visión hecha a medida de socialistas, comunistas y separatistas, y también a la medida de la demonización de otras posturas políticas». Y ha insistido: «No las aceptaremos jamás».
Así, ha comparado a VOX con el PSOE: «Nosotros mantenemos nuestros compromisos electorales. «Ni mentimos a nuestros electores ni somos rehenes de enemigos declarados de España».