VOX: «Las líneas marítimas que unen Melilla con la península son una necesidad vital para el transporte de personas y mercancías»

Tasende afirma que las líneas marítimas tienen que garantizar que cada mañana lleguen buques con todo tipo de mercancías para el abastecimiento de la ciudad

Las líneas marítimas que unen Melilla con la península son una necesidad vital para el transporte de personas y mercancías y deben declararse servicio público esencial; deben ser protegidas y garantizadas, con prioridad estratégica sobre cualquier otra consideración. Los melillenses son consciente de ello, por eso el funcionamiento de las líneas marítimas son un tema de interés ciudadano unánime.

Las líneas marítimas tienen que garantizar que cada mañana lleguen buques con todo tipo de mercancías para el abastecimiento de la ciudad. El propio mercado definió en los pasados decenios el sistema que mejor se adapta a las necesidades de Melilla: un mínimo de dos buques que nos unen con al menos dos puertos de la Península, de manera que una línea es nocturna en el sentido Melilla Península y la otra lo es en el sentido Península Melilla. Además, las líneas marítimas deben servir de promoción del turismo en nuestra Ciudad.

Estas comunicaciones vitales deben contar con una doble protección:

  1. La declaración de líneas de interés público, amparadas por un contrato que garantice una prestación de calidad al servicio de Melilla.

  2. Un sistema de bonificaciones para viajeros residentes, que beneficia a los melillenses y también a las navieras, porque incrementa el número de viajeros. Recordemos que la naviera cobra siempre el 100% del billete, aunque esté bonificado.

De cómo se empleen ambos recursos (contrato y bonificaciones) dependerá la calidad del servicio.

En el pasado, se cometieron varios errores importantes:

  • El primero y más grave, permitir que una parte de la Operación Paso del Estrecho se encauzara por el puerto de Melilla. Esto solo beneficiaba al concesionario de la estación Marítima y a algún otro operador portuario. Para nada a la Ciudad ni al Estado, que pagaban policía, asistencia médica, servicios sociales, soportaba atascos y aglomeraciones. Tampoco beneficiaba a las navieras, pues ganaban lo mismo yendo directamente desde la Península a los puertos marroquíes como Beni Enzar. La OPE se traducía para los melillenses en escasez (¡a pesar de pagar el contrato!) de pasajes porque los barcos iban atestados. Recordemos que hubo veranos en los que incluso se resintió el abastecimiento de mercancías en Melilla.

  • Se primaba que los barcos fuesen cada vez más grandes, los gobiernos de Imbroda presumían de ello, con lo cual, como las ocupaciones en los meses que no había OPE no llegaban de media al 30%, las navieras cifraban su negocio en la OPE y no en el servicio a los melillenses. Así, con la frontera cerrada y sin contrato, los barcos se retiran. Gracias, señor Imbroda.

  • Se primaba más la poca edad de los barcos que el confort de los mismos. Todos los barcos pasan cada año por un sistema de inspecciones muy riguroso: un barco de 20 años puede ser mucho más cómodo que otro de 10. Pero se primaba la supuesta “juventud” sobre la calidad. Gracias otra vez, señor Imbroda.

  • No había una reserva de plazas para los melillenses, que por eso tenían dificultades para encontrar plaza en barcos llenos de extranjeros que circulaban por Melilla beneficiándose del contrato que pagaban los contribuyentes españoles. Y, recordemos: mucho gasto y cero ingresos para la Ciudad. Gracias otra vez.

  • Al orientar el negocio a la cantidad y no a la calidad, no se daban servicios a bordo, ni se cuidaba la atención al pasajero.

Pedimos que para el futuro se garantice el servicio mediante un contrato orientado a quien lo paga, el contribuyente de Melilla. Este contrato debe contemplar como mínimo:

  • Conexiones diarias con, al menos, Málaga y Almería y, con la periodicidad que convenga, con Motril.

  • Refuerzos en fechas críticas (Navidad, Fin de Años, Semana Santa, puentes, principio y fin del verano, …) con buques, en su caso, rápidos.

  • Compatibilizar estas líneas con paquetes turísticos. Para lo cual el barco, que se convierte en la antesala de la Ciudad, tiene que ofrecer un servicio y una imagen impecables.

  • Tener muy presente en la redacción del contrato –de manera expresa o implícitamente- el servicio de transporte de mercancías, que es esencial para Melilla.

  • No admitir bajo ningún concepto el tránsito por nuestra Ciudad de la Operación Paso del estrecho OPE.

  • Primar el confort de los buques: limpieza en general; limpiezas periódicas durante la travesía de los aseos comunes; servicios de restauración y cafetería rápidos y económicos abiertos durante toda la travesía; zonas re recreo para los niños; pasillos para caminar; zonas para pasear con mascotas; servicios de utilidad como peluquería durante el día, supermercado permanentemente abierto, cajeros automáticos, etc.; zona especial en la bodega para coches que vayan a ser lavados durante la travesía; servicio permanente y visible de vigilantes de seguridad; la Recepción abierta y atendida durante toda la travesía. Y muchos servicios más que deberán concretarse al elaborar el contrato.

  • Sistemas de venta de billetes de documento único, que hagan innecesario tener que transformar el billete comprado en una tarjeta de embarque.

  • Acordar un desembarque rápido en el puerto de llegada de la Península. Es exasperante llegar a Málaga y ponerse en una cola de al menos veinte minutos para enseñar el documento de identidad que ya se mostró al embarcar. Es absurdo que todo el equipaje de los viandantes pase por escáner cuando el de los vehículos no lo hace. Cuando se llega al aeropuerto de la misma ciudad no sucede esto. El sistema debe ser, en todo caso, una inspección por muestreo.

En definitiva, el pasajero que paga su billete y que paga el contrato debe recibir un trato exquisito. No somos mercancías, somos personas. El barco se tiene que parecer más a un hotel que a un autobús.