Hace mucho tiempo que la hostelería está siendo maltratada por las administraciones. Cuando comenzó la campaña antitabaco se les obligó a hacer espacios separados dentro de los locales para, tras esta inversión, prohibir fumar en interiores. Durante la pandemia se les responsabilizó de gran parte de los contagios, por lo que se estableció primero una cuarentena general y después se limitó de manera drástica los aforos. “Añadamos a todo esto que muchos hosteleros son autónomos, lo que supone un plus de esfuerzo para salir adelante”, asegura José Miguel Tasende, presidente de VOX Melilla.
Ahora, con una inflación galopante, en particular con los precios de la electricidad disparados, y con subidas medias de al menos el 10%, “los hosteleros afrontan su enésimo combate contra la adversidad y contra unas administraciones que no hacen nada por ayudarles”, sentencia el dirigente. “La inflación actúa contra la hostelería en un doble sentido: hace más caros los productos y los combustibles y deja menos dinero a las familias para gastar fuera de casa”, asevera Tasende.
Si, además, “los melillenses salen de nuestra ciudad los fines de semana y no son sustituidos por turistas o visitantes que acudan a Melilla, resulta que el negocio todavía se debilita más”, subraya el presidente de la formación local. Pero, “la frontera abierta no va a paliar esta situación, porque en Marruecos están aún más empobrecidos que en España”, sentencia José Miguel Tasende.
“Los que piensen en traer mercancía del país vecino tienen que pensar en los controles sanitarios y aduaneros, por lo que parece que tampoco en este sentido vaya a ser la solución”, asegura el dirigente local para añadir que tal vez “el paso de ciudadanos con visado turístico, que garantiza el poder adquisitivo, podría resultar parcialmente favorable”.
