Despoblación, vida y familia.

Articulo publicado en el Diario de Ávila el día 26 de Junio 2022

En Hungría los ginecólogos, cuando anuncian un nuevo embarazo no dicen: “Está usted embarazada, ¿quiere tenerlo?” sino  “Está usted embarazada. ¡Felicidades!”

Se transmite y se vive una visión positiva y celebrativa de la maternidad, que es a la que debemos aspirar.

Esto nos lo contó hace unos meses Balazs Molnar, responsable de política familiar de Hungría en una conferencia transatlántica a la que asistimos telemáticamente diputados de varios países a uno y otro lado del Atlántico.

Hemos tenido ocasión de volver a escucharle en el Congreso de los Diputados, junto a otros ponentes: Alejandro Macarrón, Francisco José Contreras, Pedro Requejo, María Crespo y José María Contreras, en una Jornada sobre despoblación e invierno demográfico, organizada por Vox, y que repetimos ayer en Zamora, allí inaugurada por el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García Gallardo.

Como dijo el portavoz de nuestro grupo parlamentario inaugurando el acto – Iván Espinosa de los Monteros – “muchos en Vox nos hemos metido en esta aventura de la política para defender principios y valores que nos resultaban obvios hace años, prioridades que consideramos inaplazables y que por demasiado tiempo han estado relegadas, para reabrir en el Congreso debates que la izquierda consideraba cerrados y la derecha consideraba irrelevantes. Una de esas obviedades es que sin hijos no hay futuro.”

Según nos contó Alejandro Macarrón, con las pautas de fecundidad de los últimos años, el 40% de los españoles no tendrían ni siquiera un hijo, y otro 20% uno, como mucho. Eso implicaría, además, que al menos el 50% no tendría ni siquiera un nieto, de mayores.

Imaginen la consecuente soledad y empobrecimiento afectivo que eso supone, para jóvenes y mayores.

Todos los ponentes estaban de acuerdo en que las causas socioeconómicas no son la causa fundamental del suicidio demográfico, y en este sentido, Francisco José Contreras, contrariamente a lo que podríamos pensar, concluyó que cuanto más ricos, menos hijos tenemos.

Así, todos coincidimos en que las causas del invierno demográfico son, sobre todo, de carácter cultural y moral, y debe de haber algo muy tóxico en nuestra visión del mundo para no querer tener hijos. En este sentido José María Contreras, autor de Niños apocalípticos, nos habló de las motivaciones inquebrantables e inactuales -en el sentido más ‘chestertoniano’ del término – de su mujer para tener hijos. Ella, nos dijo, no cambia tiempo por dinero. Disfrutamos escuchándole, y cuánto nos hubiera gustado que alguna feminista de esas que denigran la maternidad le escuchara. Es, sencillamente, como se dice ahora, otro paradigma.

Por su parte Pedro Requejo, entre otras observaciones locales sobre Zamora, la provincia que representa, puso sobre la mesa el dato que allí, por cada 4 defunciones se registra un nacimiento. En Zamora, como en muchas provincias de Castilla y León, hay pueblos sin niños desde hace décadas y el exilio juvenil, lamentablemente, muchas veces está ya asumido por los propios jóvenes y sus familias.

Falta sin duda por parte del Estado el reconocimiento del valor de la familia y de su aportación a la sociedad. No puede haber niños sin familias. Es en la familia donde mejor se garantiza el bien superior del menor y, en circunstancias normales, son los padres, el padre y la madre, los que crean ese ambiente estable de amor y cariño que permite a un niño crecer sano y alegre. En la familia es donde se aprende lo importante, la entrega desinteresada, el amor de donación, el sacrificio, el compromiso… en contraposición con una sociedad hedonista e individualista que enarbola una supuesta libertad amorosa que inexorablemente desemboca en generaciones de jóvenes solos y reos de la desesperanza a la que aboca una vida sin sentido.

De hecho, las cifras y datos que se han expuesto a lo largo de las jornadas son, por un lado escalofriantes, y por otro, si miramos a Hungría, esperanzadoras. Allí, las mujeres de 4 o más hijos están exentas de la declaración de la renta y las familias tienen ayudas para la adquisición o alquiler de la vivienda familiar. Medidas que contrastan enormemente con la escasez de las mismas que tenemos en España y que, tal como explicó María Crespo, deberían emanar de las leyes estatales.

Allí todas estas medidas se aplican desde la semana 12 de embarazo, entre otras cosas, porque la Constitución húngara reconoce que la vida del ser humano debe estar protegida desde el momento de la concepción. Un detalle digno de mención hoy precisamente, que se celebra en Madrid una gran manifestación a favor de la vida para, una vez más, decir alto y claro, con inmensa alegría, Sí a la vida! Y en esta ocasión esta celebración tendrá un cariz muy especial después de que el pasado viernes 24 de junio la Corte Suprema de EEUU anulara la sentencia ´Roe contra Wade’ que abrió las puertas al aborto legal en el país en 1973.

La cultura de la vida se impone a la cultura de la muerte y del descarte, y nuestra sociedad se abre a la esperanza.

Georgina Trías

Diputada Nacional por Ávila del Grupo Parlamentario VOX