El Gobierno cierra las térmicas mientras aumenta en un 656% la compra de electricidad producida con carbón a Marruecos

El Gobierno ha decidido adelantar el proceso de cierre de las centrales térmicas, cuyo funcionamiento se debe al carbón.

Tras el cierre de las minas de carbón, el Gobierno de Sánchez continua con su agenda climática a pesar de que ello pueda implicar el paro y la precariedad de los españoles. El día 30 de junio nuestro país cerrará 7 de las 15 centrales térmicas que quedan mientras, de manera paralela y según se ha publicado en diversos medios de comunicación, incrementa hasta una cantidad cercana a los 53 millones de euros, la importación de energía de las centrales térmicas de Marruecos.

Jorge Buxadé, jefe de la delegación europea de VOX, ha sido el primero en denunciar la hipocresía del movimiento del Gobierno ya que, por un lado, precariza y arruina a alrededor de 2.400 españoles en un contexto tan grave como el de la crisis económica provocada por el impacto de la epidemia de coronavirus mientras, por el otro, acude al mercado internacional a pagar un precio mayor que el coste que, en la actualidad, tiene producir energía de ese tipo en nuestro país por sus obsesiones ideológicas.

El ejecutivo, además, tiene en el punto de mira el cierre de otras 4 centrales cuyo impacto se dejará sentir en las arcas de todos los ayuntamientos en las que éstas se sitúan pues, en muchas ocasiones, son la fuente principal de ingresos y actividad económica en torno a la cual orbitan estos pueblos.

Lo nuestro primero

En este contexto creciente de crisis económica y deslocalización industrial VOX lanzó la campaña Lo nuestro primero, dirigida más bien al ámbito del consumo doméstico pero que, tal y como muestran las declaraciones de Jorge Buxadé, también se puede referir a una manera global de entender nuestra economía (entre la que destaca, en este caso, nuestro mercado energético).

Si este Gobierno persiste, tal y como ha hecho durante el confinamiento, en anteponer su ideología a la gestión de la crisis y la mejora de las condiciones de vida de los españoles, los trabajadores del sector primario (especialmente del mundo rural y del ámbito agroalimentario) no serán los únicos en experimentar dificultades económicas. En ese sentido, las movilizaciones por el cierre de Alcoa, la crisis en torno a la fábrica de Nissan en Cataluña o el descenso de la actividad en la fábrica de Ford en Valencia son claros síntomas de que el sector industrial español está sufriendo una severa crisis.

Con este cerrojazo a las centrales térmicas el Gobierno demuestra que su preocupación se sitúa más en la agenda ideológica de esta élite globalista que de las inquietudes del español de a pie, cuyo futuro laboral y vital pende de un hilo por culpa de las consecuencias, y de la propia gestión, de la pandemia.