La revuelta de las mascarillas

Los medios de comunicación tratan de silenciar el clamor popular contra el gobierno de Pedro Sánchez y su gestión criminal de la crisis del COVID-19.

España se ha puesto en pie. Los españoles han dicho basta a las mentiras y corruptelas de un gobierno criminal responsable de la muerte de miles de compatriotas y la ruina económica de millones de familias por su gestión del virus de Wuhan. Lo que comenzó como una pequeña protesta en una calle de Madrid es una revuelta imparable en todo el país.

Tras más de dos meses confinados, mientras el gobierno utilizaba la situación para aumentar el número de cargos políticos y colocar a Pablo Iglesias en el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Pedro Sánchez pretende prolongar el estado de alarma durante un mes más, sorteando de esta forma el control parlamentario hasta el mes de septiembre, con el apoyo de nacionalistas, separatistas y, probablemente, Ciudadanos.

El plan de este Gobierno pasa por hundir la economía y empobrecer a los españoles. Mientras no permiten trabajar a empresarios y autónomos prometen rentas básicas universales cuyo objetivo es alcanzar una sociedad dependiente del Estado, sin mayor perspectiva de prosperidad que la que ofrezca el gobierno del turno.

Entre tanto, los medios de comunicación tratan de silenciar el clamor popular y minimizar las protestas. Los más de quince millones de euros con los que Sánchez regó a los principales periódicos, televisiones y radios han tenido su efecto: hemos pasado de los bots de ultraderecha en redes a las protestas de pijos y radicales contra la encomiable labor del Gobierno.

Hoy esos supuestos bots, que no son más que miles de españoles harto de este gobierno socialcomunista que nos lleva al abismo social y económico, salen cada día a los balcones y las calles de las principales ciudades para pedir la dimisión de Sánchez.

La revuelta de las mascarillas es imparable y Santiago Abascal será su voz en el Congreso de los Diputados.